Cuando la tarde se vistió de noche
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Aún en el después
“Tu paraíso no era verdadero.
Había árboles prohibidos."
Heinrich Heine.
Yo fui romántico una vez tan sólo
en la vida; con lluvia -por supuesto-
y adoquines mojados como espejos
reflejando la luz de una farola
y el amarillo amargo de unos ojos
clavados en el suelo por el peso
del desamor; en ese corto instante
en que la tarde va buscando un traje
de noche que ponerse, fui romántico
en mi vida una vez tan sólo. Ni antes
siquiera, siendo nada, me sentí
romántico. Duró la leve tarde
veleidosa de un breve libro abierto
que me hizo comprender que el paraíso
no es tal si crecen árboles prohibidos.
Después, ya no. Después, sincero en ti
y en lo que escribo y siento, manteniéndome
oculto tras el cortinaje espeso
de la modesta soledad -tan mía-
inventada que tengo por mi infierno.
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6 comentarios
anónimo -
fuera y dentro.
Sin buscarlo, vislumbré el paraíso.
Sí, había árboles prohibidos.
Gocé serenamente
de sus frutos, hermosos y fugitivos.
No eran míos.
En el después, solo
espinas punzantes, surcos profundos y silencio sepulcral.
Sí, renuncié a mi árbol prohibido.
GABRIELA ROSA -
elena -
GABRIELA -
Sakkarah -
Escribes muy bonito.
Un beso.
claudia -
yo ando diciendo por ahi, que no soy romántica, y de verdad, actúo que no lo soy, para evitar ser abandonada
es extraño?
se me quedó el romanticisimo, adentro de las lágrimas, sólo sale a la luz, cuando lloro...y eso siempre es cuando estoy sola
abrazo
claudia